Abres el vacío que subyace
bajo la pasión sombría del deseo.
Ardientes besos,
se pierden entre la frialdad
perenne de tu cuerpo.
Lamentos ayunos de amor
emergen profusamente:
triste encuentro programado.
Besos, gemidos y caricias
vagan sin hallar respuesta.
Vertimos nuestras soledades
en un espacio furtivo,
en la nada... callas.
Bajas la mirada
mientras hablo con mi sombra.
Volvemos, sin rubor alguno,
a sumergirnos en la oscuridad.
Otra vez, como todas las ocasiones,
abres el vacío que subyace...