sábado, 28 de julio de 2007

El Enemigo. 1855 Baudelaire


Mi juventud no fue sino una tenebrosa borrasca,Atravesada aquí y allá por brillantes soles;El trueno y la lluvia han hecho tal desastre,Que restan en mi jardín muy pocos frutos bermejos.

He aquí que he llegado al otoño de las ideas,Y que es preciso emplear la pala y los rastrillosPara acomodar de nuevo las tierras inundadas,Donde el agua horada hoyos grandes como tumbas.

Y ¿quién sabe si las flores nuevas con que sueñoEncontrarán en este suelo lavado como una playaEl místico alimento que haría su vigor?

—¡Oh, dolor! ¡oh, dolor! ¡El Tiempo devora la vida,Y el oscuro Enemigo que nos roe el corazónCon la sangre que perdemos crece y se fortifica!


"las flores del mal"

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